Después de haber estado cerradas durante más de dos meses a causa de la pandemia de coronavirus (COVID-19), las iglesias de la Arquidiócesis de Los Ángeles pueden empezar a abrirse al público la primera semana de junio si implementan ciertas pautas de seguridad, que el Arzobispo José H. Gómez les comunicó a los sacerdotes y al personal de las parroquias el martes pasado por la noche.
El correo electrónico del 26 de mayo incluyó pautas para la implementación de un plan por etapas que permitirá que las parroquias se abran para la oración personal, una vez que sus planes de seguridad individuales y escritos sean aprobados por el Obispo Auxiliar regional.
Como parte de la segunda fase, a las parroquias que cuenten con planes de seguridad aprobados se les permitirá ofrecer al público la Misa diaria a partir del miércoles 3 de junio, siempre y cuando cumplan con estrictas medidas de distanciamiento sanitario y social.
La fecha más cercana en la que las iglesias podrían celebrar la Misa dominical siempre que cumplan con esas medidas sería el 7 de junio, en la solemnidad de la Santísima Trinidad.
El anuncio se hizo el mismo día en que el Condado de Los Ángeles anunció que las “organizaciones religiosas” podrían reanudar sus servicios, “limitando el número de sus congregantes a menos del 25% de la capacidad del edificio, o a un máximo de 100 personas, lo que sea menor”.
Un día antes, el gobernador de California, Gavin Newsom, dijo que las iglesias del estado podrían volverse a abrir con las mismas restricciones y condado por condado, dado que el decremento en el número de muertes y de hospitalizaciones diarias apunta a que la curva de la pandemia en el estado ha declinado.
En su carta a los pastores, administradores y personal directivo de las parroquias de la Arquidiócesis, el Arzobispo Gómez advirtió que “el coronavirus todavía sigue estando presente, sigue siendo contagioso y sigue siendo peligroso”.
“Entonces, tenemos que proceder con prudencia, precaución y cuidado para proteger a nuestros feligreses más vulnerables”, dijo él.
Según el “Paso uno” de las pautas de reapertura, se requiere que las parroquias implementen una serie de medidas sanitarias, que incluyen ser sometidas a una “limpieza profunda” y tener materiales de limpieza disponibles para “desinfectar los puntos de contacto después de que cada visitante se vaya”. Los misales e himnarios deben ser retirados, las fuentes de agua bendita han de vaciarse y los “objetos que se tocan con frecuencia”, tales como las estatuas, deben quedar acordonados.
Durante el Paso Uno, y según las pautas, “el Santísimo Sacramento puede estar expuesto para la adoración silenciosa de los fieles, pero no debe realizarse la Bendición u otra oración organizada / comunitaria. Además, las Misas transmitidas en vivo seguirán estando disponibles durante esta fase y los fieles que se encuentran dentro de las “categorías vulnerables” al COVID-19 deberían quedarse en casa.
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Las confesiones individuales también pueden ser escuchadas durante la fase inicial, manteniendo una distancia de por lo menos seis pies entre el sacerdote y el penitente, usando, ambos, cubiertas faciales y limpiando después cualquier superficie que hayan tocado.
El plan permite que las parroquias avancen desde el 3 de junio al Paso Dos, durante el cual podrá celebrarse la Misa diaria, cumpliendo con las medidas de distanciamiento social. Durante la Misa, la Comunión se ofrecerá solamente bajo la especie de pan y en la mano, y los sacerdotes desinfectarán sus manos antes y después de la distribución de la Comunión.
En cualquier reunión que tenga lugar durante el Paso Dos, los coros deberán ser reemplazados por un cantor y por un acompañante musical y las personas deben ser despedidas por grupos de bancas después de la Misa.
De acuerdo a las pautas establecidas, las confesiones programadas pueden llevarse a cabo con las mismas precauciones que en el Paso Uno, en áreas que estén fuera de la iglesia, como por ejemplo en salones de clase o en salas de reunión.
Además, “la celebración de los Sacramentos de Iniciación (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) para adultos y niños que se habían estado preparando para recibir los sacramentos en Pascua pero que no han podido ser recibidos en la Iglesia debido a la pandemia, así como también los sacramentos administrados a los bebés, en el Paso Dos pueden continuar teniendo lugar, en cantidades limitadas”. De igual modo en lo que respecta a las celebraciones religiosas para familias, tales como bodas, funerales y celebraciones de quince años.
Las pautas requieren que las parroquias asignen voluntarios para que actúen como ujieres durante la reapertura gradual, saludando y abriendo la puerta para los visitantes cuando sea necesario, ayudando a que los fieles mantengan medidas de distanciamiento social y asegurándose de que las bancas sean limpiadas al irse los visitantes.
Las pautas de la Arquidiócesis se parecen mucho a lo que un panel de médicos católicos especialistas de todo el país, recomendó a principios de este mes en un “plan de acción” que propusieron para reanudar la vida sacramental de las parroquias católicas de Estados Unidos.
Los fieles católicos de la Arquidiócesis, que abarca los condados de Los Ángeles, Ventura y Santa Bárbara, seguirán estando exentos de la obligación dominical de asistir a Misa durante las dos fases del plan de reapertura.
Las pautas mencionan, pero no requieren medidas adicionales que las parroquias pueden tomar si lo consideran adecuado, tales como colocar las canastas para donativos cerca de las puertas para recibirlos de manera segura, los sistemas para contar y administrar la asistencia a Misa y como el programar una Misa separada para los feligreses vulnerables.
Las pautas pueden leerse aquí en su totalidad.